Nuestra cultura cuando práctica yoga parece olvidarse de uno de los preceptos más importantes de la disciplina: la austeridad. La sociedad de consumo imperialista patriarcal ha logrado que las personas se deslumbren ante el lujo y las comodidades innecesarias, dejando de lado la finalidad de yoga. La sala donde se práctica dicha disciplina debe estar limpia y libre de distracciones mentales. No se deje seducir por el capitalismo mal gastando su vida para servir a la ignorancia y quedando estancado en un estado de superficialidad. Las cosas se compran con tiempo de vida perdido en generar dinero y poder para llegar a un estatus creado por el mismo consumo desmedido. La ansiedad se agrava, la vida no se puede comprar, la plenitud no se puede comprar, la vida se gasta y es muy miserable consumir la vida perdiendo la libertad. La práctica de yoga verdadera nos conduce a una vida de simpleza y contentitud; la mente se purifica y la realidad cambia. Namaste

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