La respiración baja es muy importante en la práctica de Yoga y la primera que tiene que aprender la persona que se inicia. La respiración baja, lenta y fluida es nuestra forma natural de respirar en situaciones de calma, tales como leer un libro, descansar, tener una conversación tranquila, mirar una película o serie, comer y realizar cualquier actividad que no requiera gran esfuerzo.
Esta es la respiración que se observa en un bebé sano cuando duerme: subiendo y bajando lentamente el abdomen con cada inhalación y exhalación, es decir que todas las personas sabemos desde muy pequeñas respirar adecuadamente. Con el paso del tiempo y con las adaptaciones a la vida social humana tal como está planteada, muchxs “olvidan” la forma correcta y saludable de respirar. En práctica de Yoga, el trabajo con la respiración baja se trata entonces de recuperar y concientizar esa respiración que alguna vez realizamos inconscientemente.
Se llama respiración baja porque se ubica en la parte baja del tronco, también se puede llamar abdominal. Cabe aclarar que el aire que respiramos no va al abdomen o estómago, sino que los pulmones se van a expandir hacia abajo empujando hacia afuera el abdomen. El aire siempre va a los pulmones.
Cómo practicarla
Una postura muy cómoda para practicar la respiración baja es apoyar la espalda en el suelo y flexionar las rodillas para apoyar también las plantas de los pies, esta postura permite relajar profundamente la espalda, cintura y hombros. Las manos se van a ubicar sobre el abdomen a la altura del ombligo manteniendo siempre hombros y brazos relajados.
Cerrar los ojos y dirigir toda la atención a la respiración, inhalar y exhalar lentamente siempre por la nariz.
Al inhalar vamos a dirigir el aire al abdomen, que se va a inflar empujando las manos hacia arriba y al exhalar vamos a hundir el ombligo hasta vaciar los pulmones, las manos van a bajar.
Otra opción es ubicar una mano sobre el abdomen y la otra sobre el pecho, la mano que está sobre el abdomen se va a mover arriba y abajo con las respiraciones y la mano que está sobre el pecho no tiene que moverse.
Una vez que se aprendemos a ubicar la respiración en el abdomen vamos a buscar el ritmo correcto. Se prolongan al máximo las exhalaciones hasta lograr que la exhalación dure el doble que la inhalación.
También se puede practicar en Savasana (postura del cadáver), en Dhyanasana (postura sentada) o en cualquier postura que resulte cómoda. Más allá del momento concreto de la práctica de Yoga, esta respiración nos acompaña durante toda actividad sosegada que realicemos, brindando un estado de relajación física, claridad mental y calma.
Efectos
La respiración baja es calmante, relaja el cuerpo la mente y las emociones.
Su práctica beneficia a todas las personas con problemas respiratorios que necesitan aprender a respirar correctamente. La exhalación prolongada elimina toxinas y aumenta la capacidad pulmonar porque libera el aire residual que se aloja en los pulmones.
Es ideal para utilizar cuando se practican posturas, aprovechando las exhalaciones prolongadas hundiendo el ombligo para liberar la tensión, el dolor y lograr mayor flexibilidad.
La persona que domina esta técnica puede controlar su mente y emociones en el momento que lo necesite para evitar desbordes y grandes pérdidas de energía. Practicantes de la respiración baja superan los ataques de asma y de pánico al corregir la respiración defectuosa que da origen a esos males.
Con sólo 10 minutos de práctica diaria, la persona comienza a desintoxicarse, se siente más liviana y mejor predispuesta. Los pensamientos se aquietan y se siente una profunda calma.